Existen personas que se acercan a ti haciéndose pasar por buenos amigos. Te cuentan sus sentimientos, sus inquietudes y sus intimidades que tú piensas que son ciertas, pero en realidad no lo son, sólo lo usan para acercarse a ti para que tú les cuentes lo que te pasa.
Hay una frase que dice: “Yo no me decepciono, sólo observo y me alejo si es necesario”
La observación es una buena facultad; la edad te da la capacidad de entender sin palabras. En mi caso, siempre fui muy confiada, pero ahora es probable que me aleje. A buen entendedor pocas palabras bastan.
La madurez te hace comprender que ya no está uno en este mundo para competir con nadie y por nada. La vida te enseña cada día que contra más buenos eres, más abusan de ti, de tu confianza, de tu buena fe.
Si alguien te cae bien, a veces es porque el presente se vive con similitud o porque con esa persona puedes realizar cosas que con otra no harías, algo importante para tu presente como para tu futuro, yo personalmente estoy harta de tanta hipocresía y mentiras y lo peor de todo, es que al final, eres tú el que sale dañado por que la gente cuenta mentira tras mentira, incluso personas que jamás te han conocido y las que te conocen, más aún.
No se puede confiar en nadie que no demuestre con el tiempo que realmente es un amig@, los demás, no importa si existen o no.
Uno debe saber quién es, de quien está rodeado y si alguna vez alguien te decepcionó, pero ocasionalmente, ser lo suficiente persona para tener la capacidad de perdonar, algo que no todos tienen.
La amistad en la mayoría de los casos es una mentira, la envidia sí que es una puñetera realidad.
Dice mi madre: “Es mejor estar en boca de todos, que en la de ninguno, eso significa que tienes algo que los demás no tienen”
Y yo debo de ser súper especial, porque mi nombre siempre ha estado en boca de todos aquellos que han querido hacerme daño de una forma u otra, y sabéis lo que os digo, que me importa muy poco, cuando me paguéis el alquiler de mi casa me importará, pero de mientras…”pelillos a la mar”
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