El blog de todoarticulos

La protagonista de esta historia se llama Alicia. Una chica normal de provincia, rubia, de estatura media y bien parecida. Su vida se vio marcada por un acontecimiento que muchos comparten, pero que dependiendo de cómo venga la vida, se afronta de una forma u otra y así fue como todo comenzó…:

El comienzo

Hace 10 años, Alicia comenzó a tener terribles dolores de cabeza. En un principio no tenía ni idea a que podían deberse. Una mañana mientras estaba en el trabajo, su cabeza estalló. La luz le molestaba, cualquier sonido le parecía atronador y era imposible realizar ningún tipo de tarea, así que decidió ir urgentemente al médico.

Allí y tras varias pruebas, le comentaron que seguramente serían dolores provocados por el estrés o la ansiedad en el trabajo y le recomendaron que fuera a su médico de cabecera a que le recetara cualquier medicamento contra la ansiedad.

Por entonces, sumado al trabajo, “no disfrutaba” de una relación con un hombre posesivo que le hacía mucho daño; un celoso patológico y un mentiroso compulsivo. Si iban en el coche, tenía que mirar hacia adelante o hacia el suelo, porque sino él pensaba que estaba enviando a todo el que pasaba algún tipo de señal para quedar o si no, se dedicaba a pegarle patadas debajo de la mesa cuando hablaba, porque para él sólo decía tonterías….

La vida de Alicia se convirtió en un pequeño infierno, se pasaba el día llorando, nunca quería ir a ninguna parte y su pareja no hacía más que recordárselo.

Volvió a pasar por la consulta del médico porque no notaba ninguna mejoría, de hecho, incluso había perdido mucho peso, no dormía por las noches y sus ojos que normalmente estaban surcados por ojeras naturales, se convirtieron en negros canales por los cuales sólo pasaban lágrimas. Su médico decidió entonces recetarle antidepresivos.

Los tres primeros días fueron un infierno; Alicia se sentía totalmente drogada, había veces que no podía ni levantarse, la boca siempre seca y por si fuera poco, le hacían engordar. Eso sí, a partir del tercer o cuarto día…como si nada. Todas esas sensaciones desaparecieron y parecía que no estuviese tomando nada.

-Con el tiempo, ya no recuerdas como se siente uno si no tomas medicación-, pensaba.

¿Me comporto de forma normal? ¿Hablo correctamente? ¿Se me nota en algo?...Estas son algunas de las preguntas que siempre rondaban su mente.

Un día, uno como otro cualquiera, su inestable equilibrio emocional se tambaleó de forma brutal. Su pareja la dejó. Todos, por supuesto, pensaron que era lo mejor que podía sucederle, pero él la dejó dejando su impronta en ella, aún más profunda si cabe.

–Tú no me quieres, no me demuestras amor- le dijo él.

¿Estaba escuchando aquello realmente? Para Alicia fue surrealista. No sabía que sentir, si alegría o tristeza, pero solo por un segundo, se sintió en shock. Para ella eso significaba una tragedia, su personalidad había sido anulada, ya no sabía pensar por sí misma y se sintió completamente sola, perdida y en un mundo en el que ella ya no sabía desenvolverse. Al llegar a casa se tumbó en el sofá y su madre se le acercó muy preocupada:

-¿Qué sucede hija?

-Me ha dejado mamá, quiero morirme….

Ese fue el pensamiento que rondaba su mente, morirse, no sabía vivir sin él, ¿cómo era posible?, ¿cómo había llegado a eso? Ella, que dos años antes, era una persona alegre, divertida, que le gustaba salir con los amigos y ahora…se sentía como un matojo que hubieran arrancado de la tierra para quemar.

Aquella noche la pasó llorando en sueños. De camino al trabajo y en él, lloraba. Su dolor era tan grande que las palabras no son capaces de explicar tal sentimiento.

Los primeros pasos

En esta parte de la historia, yo, el narrador, solo pretendo compartir y hacer ver a otros que no están solos, que sus sentimientos pueden ser compartidos y que hay alguien en el mundo que es capaz de comprender lo que les sucede.

En estos casos, la familia es fundamental en el proceso de mejora. Alicia tuvo que darse de baja en el trabajo y poco más tarde lo dejó. Era incapaz.

En esos momentos, de lo único que se sentía capaz, era levantarse por las mañanas, tomar sus pastillas y sentarse en el sofá. No había nada que la entretuviese, ni la televisión, ni un libro, ni el ordenador…nada, había perdido completamente todo sentido de disfrute. Esto, que se lee con facilidad, es uno de los “no-sentimientos” peores que alguien puede experimentar.

Si uno lo piensa bien, constantemente estamos sintiendo cosas. Somos puro sentimiento y cuando una persona es privada de la posibilidad de sentir, es como un muerto que anda y se alimenta, pero nada más. Aquí es donde los más cercanos, desempeña un papel fundamental.

 La persona con depresión tiene la obligación de salir cada día a la calle y tomar contacto con el exterior aunque patalee, llore y suplique que no quiera hacerlo. La madre, el padre o la persona más cercana,  tienen que ser firme y crearse la obligación, aunque parezca que les están causando un dolor horrible a esa persona que tanto quieren.

¿Qué ocurría cuando Alicia salía al exterior? Esto puede llegar a ser aún más raro que no poder llegar a disfrutar de algo. Cuando Alicia pisaba la calle, todo lo que le rodeaba le parecía completamente irreal, como si estuviera en una especie de burbuja y viese el mundo de una forma en el que los demás no formaban parte. Pérdida completa del contacto con la realidad.

De ahí la importancia de que la persona no deje de tener contacto con la realidad, aunque no pueda sentirla durante mucho, mucho tiempo, pero llegará el día en que comenzará a sentir poco a poco.

La persona que les habla, no pretende ser experta en nada, sólo le mueve el ansia de querer dar esperanza a aquellos que ya no la tienen.

Terapia

Obtener ayuda psicológica es importante. Hoy en día es increíble ver como aún es considerado tabú el hecho de ir al psicólogo o al psicoterapeuta y si menciono la psiquiatría, directamente te tachan de loco.

Uno no se puede amedrentar por lo que los demás piensen, porque todos los que así piensan, se equivocan. La terapia es un proceso que ayuda a la persona a darse cuenta de su realidad, de que su mente no piensa con claridad, que no es real todo lo que piensa, ni todo lo que ellos creen que piensan los demás.

Alicia, en un principio, fue al psicólogo, el cual su línea de trabajo consistía en técnicas de relajación y terapia de choque.

¿Qué es la terapia de choque? La terapia de choques intenta producir estados artificialmente y bajo condiciones controladas que el enfermo teme.

No pareció una buena idea. Hablar ayuda y los sistemas de enseñanza de la relajación son muy importantes ya que la persona con depresión suele tener ataques de ansiedad o pánico que deben saber controlar por sí mismos, aunque esto es algo que hay que aprender y practicar de forma constante, sin embargo, cuando uno no se encuentra bien, querer “obligarle” a hacer cierto tipo de cosas no produce ningún bien, sólo frustración.

Aunque esto es una opinión que escribo de manera personal, supongo que para algún tipo de fobias es muy útil.

La ansiedad

Lo primero que enseñaron a Alicia fue a respirar con el estómago. Se debe inspirar aire con la parte baja del estómago, no desde el pecho, como hacemos normalmente. Se coge aire y se mantiene un par de segundos, después se expulsa despacio. Es un ejercicio que debe repetirse hasta que la ansiedad disminuye. Cuando esta disminuye, hay que intentar relacionarla con una imagen agradable, esto con práctica, nos aportará serenidad y tranquilidad cuando la necesitemos. Pensamos en la imagen y nos viene directamente la sensación que nos aportaba la disminución de la ansiedad, aunque ya digo, que es una técnica que funciona aunque, hay que practicarla de forma constante.

Para quien no conozca la ansiedad, diré que lo peor que tiene es que aparece cuando más tranquilo estás, cuando has bajado la guardia, por regla general, aunque la ansiedad la puede provocar cierto tipo de situaciones, también puede aparecer sin motivo aparente.

Alicia cuando estaba trabajando, tenía que desplazarse a un pueblo cercano a su ciudad en autobús. Era un recorrido de apenas quince o veinte minutos. Antes de entrar ya comenzaba a ponerse nerviosa y una vez sentada, se mareaba, le daban sudores y ganas de vomitar, sobre todo, necesitaba aire, así que siempre llevaba un abanico y un plástico (por las nauseas), daba igual si era verano o invierno.

Si se encontraba con amigos en un bar, tenía que salirse; en una ocasión incluso casi llegó a perder el conocimiento. ¿Cuál es la consecuencia de todo esto? Rehuir de todas las formas posibles esa situación quedándose en casa, en su templo, el único lugar donde se encuentra segura y a salvo, donde no se pone enferma y nadie la juzga.  

Como consecuencia, es muy probable que pierdas a tus amigos a no ser que sean auténticos y sean capaces de comprender por lo que estás pasando, algo difícil de encontrar, pero que por suerte existe.

Por casualidades de la vida, Alicia tuvo que vivir con la depresión y la enfermedad de su padre que moriría ocho meses después de cáncer. Tuvo que asistir a terapia para poder quitar de su cabeza la imagen de su padre completamente deteriorado y reemplazarla por una imagen más real y bonita, por un recuerdo placentero.

¿Cómo lo consiguió? llorando y llorando y siendo “obligada” por su terapeuta a buscar en su mente una imagen que le agradara de él, en este caso un beso, un beso dado en la entrada de una casa de playa, un beso de ¡alégrate rubia, no me gusta verte así! aunque sin palabras, sólo el beso. De cualquier forma, no deja de llorar cada vez que tiene ese recuerdo, aunque sea feliz para ella, pero le ayudaron a poder hablar de su padre y de su enfermedad sin ponerse a llorar de forma automática.

Otra de las técnicas que le enseñaron contra la ansiedad fue fijar su mente en algo que la rodeara, por ejemplo, una estantería, y leer los títulos de los libros, cuantos hay, de que autor son…después de un ratito ya no piensas en la ansiedad, estás entretenida en otra cosa.

En esta vida, de todo se sale, aunque solo sea un poquito.